El mercado nunca ha sido perfecto ya desde sus orígenes. Los postulados clásicos tomaban el conjunto de la economía como un todo racional.
Por tanto para operar en el mercado no hay fórmula, pero si procedimientos. Un modelo básico es el de las 4C (Comprender, construir, conectar y compartir):
-Un plan de marketing requiere una estrategia, en la que se combina esfuerzo e inteligencia. Una de las claves es segmentar y posicionar el producto teniendo en cuenta los deseos de los clientes, de forma que se pueda crear una identidad sólida y responsable sobre un producto.
- El valor de nuestros activos no debe ser nunca tomado por su valor contable, sino por su valor de mercado. Para ello se pueden combinar numerosas fórmulas, como por ejemplo la tasa de crecimiento esperada, tipo de cambio, valor de las materias primas…
- La gestión de las operaciones es clave, determina como va a funcionar la empresa tanto fuera como dentro. Los sistemas de información tienen un papel fundamental, sobre todo en los sectores tecnológicos, pues aporta una ventaja comparativa y genera ventajas a largo plazo.
- Los modelos estratégicos nos ayudan a entrever los riesgos y los beneficios de cada una de las alternativas, y nos ofrecen ayuda en situaciones imprevisibles. La estrategia corporativa debe buscar una diversificación del negocio proporcional a sus medios. Estás deben dar respuesta en el corto plazo, de forma que no se comprometan grandes recursos.
En resume, no hay modelos únicos, ya que el emprendedor está siempre a la búsqueda de una oportunidad, y debe ser el por tanto quien tome la iniciativa y descubra por si mismo las posibilidades de un negocio. El fracaso es posible, pero el remedio es una buena planificación. Es por ello que toda organización emprendedora necesita un liderazgo con una estrategia clara acompañada de las herramientas necesarias.
Por Emiliano López Tirado.
Fuente: “El MBA de ESADE”
0 comentarios:
Publicar un comentario